sábado, 14 de enero de 2017

Cuando el desempeño laboral se mide en cuestión de fe.


Hace unos días... digamos el año pasado, porque siendo hoy 14 de enero de 2017, y tan solo hace un mes, la mujer debió guiar a su hija de 10 años en el desarrollo de un tema para una presentación: la fe.

Esas monjas, colegios de religiosas cuya materia de Religión es respetada, cumplida cabalmente y hecha una forma de vida. Había que hablar de la fe, cómo hacerla crecer y otras cosas relacionadas.

Con un abuelo teólogo y diácono de la iglesia católica y una abuela restauradora de imágenes eclesiásticas, era casi imprudente no pedirles ayuda. Pero con una madre con una visión menos romántica de las cosas, la tendencia era ver la fe como concepto general y las implicaciones personales de tenerla o no tenerla conociendo la raíz conceptual.

La mujer se fue al diccionario para ver las diferentes aristas desde donde debía verse la fe.

Al final debía enfocarse en la fe católica como virtud teologal, pero partió de la fe, como "Confianzabuen concepto que se tiene de alguien o de algoTambién puede definirse como la creencia que no está sustentada en pruebas"; ellas, madre e hija, revisaron conceptos que fueran llanos, simples y confiables.

'El tiempo pasó ligero y la estampa con su faz' diría la gaita y pasados unos días en una conversación de corte laboral, la mujer se vio cuestionada (y seguro con razones) a lo que recordó -para defender su posición- que otra persona con su mismo nivel había pasado por las mismas circunstancias que ella por un tiempo de 4 años y aun así no había sido increpada al respecto. La respuesta no se hizo esperar: es que la empresa le tiene fe.

Enseguida como un flashback vino a su mente aquella búsqueda rápida que hizo para ver la fe como algo más explicable para un niño de diez años, que solo una virtud teologal.

Y ella, como un niño de diez años volvió al concepto básico, aquel que reza que es la creencia en algo que no está sustentado en pruebas.

En cuestión de segundos puso en duda sus creencias, esas que llama: máximas laborales. En un instante repasó las horas que dedicó a aprender algo para dominarlo y mejorar su desempeño. Repasó también sus fracasos laborales y la espina de pescado de cada uno. En un instante se preguntó ¿qué tanta fe habría merecido ella?, ¿qué tanta fe le habrían tenido?, o ¿qué tanta habría tenido ella en sus propias capacidades?. En esos segundos antes de responder como un rayo, tal vez herida, puso en duda su desempeño laboral y se vio vencida por una falacia usada en su contra. 

El quid del asunto: "No había cumplido el objetivo del año" (ventas) y volviendo con su orgullo herido pero cabeza erguida, fue capaz de mirar el contexto: las ventas van más allá de tan solo el vendedor. Sería ideal tener TODA la formación académica necesaria, haber participado al menos en par de talleres de @Neurosales, hacer una que otra certificación; pero como quiera que sea, ir más allá del conocimiento empírico o ese que de alguna manera la naturaleza la dotó, para poder argumentar con bases sólidas que las ventas no se consiguen solo o únicamente por ser un buen vendedor.

Sea que vendas un producto, bien o servicio, aspectos como la calidad, tiempos de entrega, garantías, soporte, atención, publicidad, funcionalidades, valores agregados, beneficios y ROI, son tan solo algunos de los puntos que deben explotarse en relación a la venta y para garantizar su éxito; todo eso, sumado a las técnicas de venta, estrategias y planificación, sumado a habilidades que el vendedor tenga desarrolladas; son una ecuación realmente interesante para poder medir el cumplimiento de una meta.

Con esa revisión (que hizo en fracciones de segundos), pudo responder ante aquel cuestionamiento que se le hacía; peor aun, que cuestionaba su incumplimiento del año pero celebraba el incumplimiento de aquel que por 4 años tuvo el mismo desempeño. La fe no podía ser un argumento que avalara y menos que respaldara aquel desempeño. ¡Pero lo era!

La fe, es algo personal y extrapolarlo a una empresa es bastante temerario y arriesgado. Pero siendo una creencia individual, está el individuo en su libre derecho de profesar su fe en lo que quiera y a lo que quiera o estime conveniente.

De manera que si en una empresa, que un vendedor no venda, sea increpado por eso; pero que otro vendedor con mismo desempeño sea celebrado... ¿es lícito usar la fe en él, en su defensa? 

A mi, desde la narración de esta historia, me queda esa duda y tal vez necesito que hablen los expertos.

A ella, el desconcierto.

Sin embargo, empresarialmente los roles, responsabilidades, metas, compromiso, objetivos y más indicadores, definen realmente cómo ha de ser evaluado el personal que la compone, mucho más allá de la fe.

Y la mujer volvía a recordar esa conversación, como repasándola porque casi la ve como una lección empresarial... El cuestionamiento a su desempeño es lícito, la subjetividad en la evaluación, no.


Cuando el desempeño laboral se mide en cuestión de fe, aprenda... a rezar.

BONITO

Bonito es dar paseitos... Bonito es cruzar el PRU, mirar a un lado y ver ese espejo verde-azul, mirar al otro y estás tú... Bonito es sent...