lunes, 15 de enero de 2018

Mi papá. In Memoriam.

Casi todos ustedes tienen o han tenido el mejor papá del mundo, de modo que yo tal vez no lo tuve, lo tienen ustedes, tampoco tuve el peor.

Yo solo tuve un papá ejemplar.
Un papá que hizo que decenas de personas que no conozco me llamaran por mi poco común nombre: Daliana. Habló tanto de mi, de mi hermano Rafael, de mi mamá y de su princesa, su nieta que no hubo quien lo conociera (hace 44 años) que no supiera de nosotros.

Así, ayer (10 Enero 2018) lo despedimos con tantos amigos y gente que contó anécdotas de él... que demuestran cuánto dolor al tiempo que orgullo, podemos tener en casa.

Se hizo diácono, tras numerosas críticas; estudió en la universidad a su tercera edad, se recibió de Lic. en Teología a sus 60 años.

Todos los muertos redimen sus defectos...
son buenos casi perfectos.
Mi papá muchas veces era odioso, muy odioso, un odioso con detalles; detalles tales:
- era el tipo que le hacía notas de amor a su hijo varón,
- que escribía tarjetas,
- que hacía un ramo de 5 o 6 flores para mi mamá donde cada flor tenía un color y tamaño distinto y representaba a un miembro de la casa,
- que le llevaba una flor a sus hermanas porque... porque si;
- que salía y regresaba a casa con una ampolla para el brillo del cabello para mi mamá Aunque tuviera el cabello brillante de tan graso;
- que nos daba un beso en la frente,
- que comúnmente aunque el mundo se cayera decía que estaba "maravilloso";
- que se agarró para sí a alguien de la calle hasta regenerarlo y anoche lloraba amargamente su muerte,
- que me llevaba a conciertos de MENUDO y me acompañaba afuera de la Plaza de Toros y se llevaba a todas mis amiguitas (que años después ayer lo acompañaron hasta el final) y a ellas las dejaban ir porque iba mi papá;
- que caminaba por la casa y decía: que hijos tan maravillosos te go Dios. Lo decía solo para si... en voz alta.
- que cada 14 de febrero le llevaba a mi hija de solo 11 años un ramo de flires y la pequeña cuando apenas tenía 6... el día 13 decía: "mi aguelo debe estar buscando mis flores de mañana";
- que era "Torre..  el alma de la fiesta" según mi familia materna;
- que brindaba consuelo y hay quienes a partir de ahí soportaban dolores;
- que dedicaba boleros a mi mamá;
- que gustaba de servir su plato decorado... aunque el resto comiera casi con las manos y de pié;
- el tipo que gustaba de servirse un trago con hielo y our musica una tarde cualquiera;
- que le llevaba flores a mi mamá para la casa... porque le gustaba el aroma;
- que rezaba... solo él sabía qué;
- que me decía: estais linda mija;
- que me decía: que rico huele... perfume de mujer bonita.
- que pidió a Dios que los dolores del cuerpo que pudiéramos tener nosotros... se le pasaran todos a él.

Mi papá odioso detallista hizo de mi una detallista compulsiva. Mi papá me enseñó a oír a la Orquesta Aragón, Los hermanos Arriagada y a Demis Roussos. Por siempre mi papá sonará como Serenata Tropical en sus "Rumba solamente Rumba" Mi papá fue un hombre querido. Mi papá fue un modelo de esposo. Un tipo que bailaba a su estilo pero se comía la pista. Un tipo que le gustaba hablar y que lo oyeran, no tenía miedo de hablar en público, entonces la orden diaconal le caía perfecta. Mi papá era (para mi una virtud defectuosa... los que me conocen saben porqué) era un tipo con una aguda audición... y cuando yo salgo de casa, en la puerta digo: Bendición (a todo pulmón)... y él contestaba: Dios te bendiga mija... a veces desde el baño.

Mi papá creía en Dios y en la vida eterna, no se cómo soportó a su esotérica hija; por tanto merece que la promesa le sea cumplida.

Ayer lo despedimos, con tantas 'casualidades' que comienzas a creer en la promesa, te das cuenta que no fueron casualidades, que fueron frutos.

Nos acompañó tanta gente... que pierdo la cuenta, compañía física, espiritual, material, emocional, solo puedo estar agradecida.

Tuve la oportunidad por elección de pasar con él, el último día de su vida... y la oportunidad de redimir muy tarde mi odiosa forma de ser... le besé las manos... todo lo que pude y luego ayer en una hermosa celebración oí a sus compañeros sacerdotes y diáconos hablar de la misma forma que yo. Ya muerto, le besé los pies... porque caminó como pocos, por sus hijos. Tuvo una hermosa despedida y aun hoy nos avisan que en la emisora "La voz de la fe" lamentan la partida del diácono Roardo, "el padrecito Torres".

Agradezco a mis amigos, los de él, los de mi hermano, y de mi mamá, al cuerpo diaconal, al orden sacerdotal, a la vida que con mi papá me dio tanto.

Infinitas gracias de parte de mi mamá, la mujer más abnegada que he conocido, su esposa, su hijo que casi vende el alma para darle un segundo más, mi hija, de su pequeña hija robada y de mi parte.
Que el amor a mi papá... sea eterno y él... si puede, lo sienta.

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