Memorias de un encuentro con nadie, nunca.

Fue bueno verte. 

Fue bueno saber que tus manos saben cómo tocarme.

Fue malo no sentirlas más tiempo.

Fue bueno verte la boca.

Fue malo no poder besarte.

Fue bueno sentir tus manos calientes.

Fue malo no sentir el calor de todo tu cuerpo.

Fue bueno oírte.

Fue malo no taparte la boca con un beso.

Fue bueno verte vestido.

Fue malo no desvestirte.

Fue bueno que te gustara mi ropa.

Fue malo que no me la quitaras.

Fue bueno tocarte la espalda.

Fue malo no quedarme abrazada a ella.

Fue bueno tocarte la espalda.

Fue malo no besarte las pecas.

Fue bueno sentirte el aliento.

Fue malo no quitártelo.

Fue bueno verte caminar.

Fue malo no seguirte los pasos.

Fue bueno verte a los ojos.

Fue malo no poder cerrártelos con un beso.

Fue bueno verte.

Fue malo que fuera tan poco tiempo.

Fue bueno verte.

Fue malo que no fuera a solas.

Fue bueno sentir tus manos.

Fue malo que me gusten tanto, pero tanto.

Fue bueno que te guste tocarme.

Fue malo que no te quedaras tocándome.

Como nunca sabrás, lo malo pasa desapercibido, cuando lo bueno es contigo.

Te veo, te miro, te oigo, te escucho, te huelo, te toco, te se, te siento, te presiento Y TE DISFRUTO INFINITAMENTE, INMENSA e INTENSAMENTE... INEXPLICABLEMENTE.

No hay lugar que lo aminore, ni espacio ni tiempo: se trata de ti. Tú eres tú donde quiera que estés, y pasará dondequiera que estemos. Y te miraré y sin mediar palabra, sabrás que te deseo, que te disfruto, que me gusta que me disfrutes. Que me gusta estar contigo, aunque estés inmóvil, mudo, silente y hasta hostil. Que me gusta estar para ti. Que eso puede ser un día, un mes, un año, o 15 minutos; que el tiempo que tenga contigo... será el que disfrutemos.