sábado, 13 de junio de 2015

DIFERENTE


Hace unos días, tuve la necesidad de ir a un centro médico de mi ciudad y solo después de varios días pude concluir que me sentí fuera de sitio.

Ya estando en el lugar me sentía fuera de sitio pero no podía concluirlo. Para que me dieran información precisa tuve que preguntar mucho, corrijo, nunca hubo información precisa; de repente me sentía en un juego, un rally; debía entender las instrucciones casi en otro idioma, para llegar antes que se acabara el tiempo. 

- Yo: Si es tan amable señorita, buen día, ¿me explica por favor?. Necesito saber qué debo hacer para estos exámenes.
- Señorita: Traiga presupuesto.
- Yo: ¿me indica dónde?
- Señorita: Aquí mismito están todos juntos. En el pasillo a la derecha están uno atrás de otro.

Llegué al pasillo y comienza otro diálogo y otro y otro. La información venía en pedazos, difícil de enhebrar. 

Finalmente pasadas unas tres horas de espera, los equipos no responden y se suspendieron los exámenes; esos que estaban pegaditos uno al lado del otro. Que si los bajones de electricidad, que si el país... pero eso es otro tema. (Tabú por cierto)

DIFERENTE, me sentía diferente.

Mis maneras parecían las de alguien diferente. Yo andaba vestida como una cuarentona que se lo da de deportiva: zapatos de goma, sweater, gorra, un bolsito mensajero y un libro. Bueno para las esperas el libro y esperas es lo que sobra en este país de temas tabú. Para mi espera en la sala de presupuestos, leía, y si lees en esta ciudad, la gente te mira como extrañada. Para el pasillo de los exámenes, aquellos pegaditos, leía; la gente miraba como haciéndote ver: "diferente". 

Fueron varias las esperas: la sala de presupuestos, la sala de empresarial para los papeles del seguro de salud, el pasillo, la sala del laboratorio (a propósito en esa sala no conseguí mayor cosa, no hay reactivos, tampoco había concentración).

¡Ah!, en la sala del laboratorio tuve una escena casi de publicación. Intentaba leer, fresca aun, recién llegando, abría mi librito por allá en la huida desde Bolonia de Marco Lasseri; cuando la señora comenzó a levantar la voz, comenzó a gritar, palabras bien puestas, gritadas; lucía por la voz y el tono una señora de carácter y bien hablada y de repente comenzó a perder los pocos estribos que tenía, se tornó soez y sus gritos ameritaron la atención de seguridad y del resto del público. El encargado del local salió y para justificar la actitud (nunca entendida de la mujer) dijo: debe ser soltera. ¡Vamos caballeroooo!

DIFERENTE
Todo lucía diferente a mi. 
Más tarde en el pasillito, me senté de nuevo a seguir con la huida de Marco Lasseri y quedé al lado de una enfermera, su conversación, tono y palabras distaban de un profesional, ¡pero vestía de enfermera!

Yo iba caminando, saludaba, pedía permiso, abría puertas y hubo pocas respuestas al saludo, pocos agradecimientos a las puertas abiertas, pocas pedidas de permiso. Era un día cualquiera, en mi ciudad, soleada, llena de gente y yo...

... no me parecía a ellos.

Para algunos, bueno; para otros motivo de crítica, burla, risas...

Si era buena o no...
Si soy buena o no...
Si seré buena o no...
No lo se.
Pero si intentarlo es ser diferente, entonces... lo soy: DIFERENTE.

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